La Universidad acoge en Lugo la charla de una experta en sexo para discapacitados
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Montserrat Neira vive en Barcelona, tiene 50 años y cobra 200 euros por hora. Sus padres, emigrantes de Os Ancares en Cataluña, "no tuvieron suerte": la esposa limpiaba casas y el marido, carpintero, estaba enfermo. La hija trabajaba desde los 13 y había tenido un hijo, así que a los 29, ya bastante mayor para lo que demandan buena parte de los clientes, tuvo que meterse a ejercer en un piso por necesidad. Empezó por "el más cutre" y pasó por unos cuantos hasta que juntó lo suficiente ("yo siempre he ahorrado mucho") como para comprarse el suyo propio y trabajar por su cuenta.
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Desde entonces, su cuerpo es su empresa. Sabe que "podría haber ganado mucho" si hubiese empleado a otras chicas, pero siempre se resistió: "Tengo mis principios", aclara. Su nombre de guerra es Marien, y desde sus comienzos se distinguió porque nunca le hizo ascos a un tipo de clientes que las otras mujeres rechazaban: los tullidos, los amputados, los desfigurados, los obesos mórbidos, hombres con síndrome de Down, con enanismo, paralíticos cerebrales, parapléjicos y otros muchos discapacitados o "diversos funcionales", como ella prefiere llamarlos.
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A los 34 se matriculó en Ciencias Políticas, y se licenció en 2009 por la Autónoma de Barcelona. Ahora, su madre, viuda, ha vuelto a vivir en Lugo, y ella se ha comprado "un pisito cerca de Vigo" (prefiere mantener el secreto sobre el lugar exacto), el "refugio" que habita varios meses al año y en el que piensa retirarse porque Barcelona no le gusta. Al tiempo que practica desde hace dos décadas (y mejorando su caché) el sexo de pago, asegura que lo está "investigando desde el ámbito académico" con la ventaja de que lo hace desde dentro. Ha presentado ya ponencias sobre la materia en varias universidades catalanas, y el próximo día 17 expondrá sus conocimientos "de la forma más aséptica posible" ante estudiantes de sociología y antropología de la UNED en Lugo.
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Sabe que en esta ocasión le toca hablar en una ciudad que amanece a diario con noticias frescas de la Operación Carioca, cada vez menos sobresaltada por los escándalos, de tantos que son y se esperan. Ella también tiene "indicios" de policías corruptos que extorsionan a las chicas; "es algo que ha habido siempre", sobre todo cuando las mujeres son extranjeras, más vulnerables a la "explotación". En Lugo, Neira tocará, sobre todo, "el funcionamiento y las modalidades" de pisos que hay, la "tipología" de los clientes, "en su gran mayoría hombres casados" que buscan "discreción" y sexo en "horario diurno", porque de noche están ante el televisor "con la mujer y los hijos". "Los pisos son los grandes desconocidos, se ha investigado mucho más acerca de los clubes y la calle", asegura esta prostituta del llamado "alto standing", aunque ahora triunfa más el término escort (acompañante de lujo). En 20 años de trabajo ha visto cómo "la oferta se ha quintuplicado, sobre todo por la inmigración, aunque también ahora, coyunturalmente, por la crisis".
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"España ha vivido por encima de sus posibilidades", y ahora muchas mujeres "se ven abocadas a la prostitución porque no pueden seguir pagando la hipoteca, porque están ahogadas por las deudas", o simplemente porque no quieren perder poder adquisitivo "en esta sociedad de consumo". También las hay que caen por una circunstancia familiar, "como una enfermedad". La crisis "se ha notado mucho. En este gremio jamás se habían visto ofertas del dos por uno, como se hacen ahora", comenta. "Muchas del alto standing han rebajado sus tarifas y también su calidad", necesitan hacer más horas y no se "implican" como antes.
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En realidad, según Marien, el número de meretrices españolas se ha ido manteniendo en el tiempo, aunque en proporción son ahora muchas menos que las extranjeras (de un 80% han pasado a representar en torno a un 25%, pero solo es una estimación, como es una estimación la cantidad de prostitutas que se buscan la vida en España, unas 300.000).
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Neira no pone anuncios en el periódico. Alimenta constantemente un blog que tiene en Internet, recibe muchas consultas de compañeras en el correo electrónico y atiende a unos clientes fijos que le dan "para vivir y para un plan de pensiones". A estas alturas ya no quiere más. En España "se cuentan con los dedos de una mano" las prostitutas y prostitutos, que también hay alguno, especialistas en discapacidades. "La mayoría de las prostitutas ni se plantean el dirigirse a este colectivo, que tiene unas grandes necesidades afectivas". "En países como Suiza o Dinamarca, la terapia sexual está cubierta por el Estado", pero "aquí nadie se propone tal cosa".
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Ella empezó "de forma natural, acogiendo a los clientes que las otras chicas no querían por asco, por escrúpulos". "Desde pequeña me crié con enfermos, y en ellos nunca vi nada más que personas. La repulsión me la causan los hombres agresivos, los borrachos, los drogados, los que te vienen sucios, pero no un cliente, por ejemplo, que tiene el cuerpo carbonizado por un accidente o uno que está amputado por un cáncer de pene. Pensar que es necesario tener una erección y eyacular para alcanzar un orgasmo es desconocer la sexualidad humana. Tengo clientes que disfrutan más ahora que cuando no les faltaba nada", asegura.
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Montserrat Neira vive en Barcelona, tiene 50 años y cobra 200 euros por hora. Sus padres, emigrantes de Os Ancares en Cataluña, "no tuvieron suerte": la esposa limpiaba casas y el marido, carpintero, estaba enfermo. La hija trabajaba desde los 13 y había tenido un hijo, así que a los 29, ya bastante mayor para lo que demandan buena parte de los clientes, tuvo que meterse a ejercer en un piso por necesidad. Empezó por "el más cutre" y pasó por unos cuantos hasta que juntó lo suficiente ("yo siempre he ahorrado mucho") como para comprarse el suyo propio y trabajar por su cuenta.
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Desde entonces, su cuerpo es su empresa. Sabe que "podría haber ganado mucho" si hubiese empleado a otras chicas, pero siempre se resistió: "Tengo mis principios", aclara. Su nombre de guerra es Marien, y desde sus comienzos se distinguió porque nunca le hizo ascos a un tipo de clientes que las otras mujeres rechazaban: los tullidos, los amputados, los desfigurados, los obesos mórbidos, hombres con síndrome de Down, con enanismo, paralíticos cerebrales, parapléjicos y otros muchos discapacitados o "diversos funcionales", como ella prefiere llamarlos.
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A los 34 se matriculó en Ciencias Políticas, y se licenció en 2009 por la Autónoma de Barcelona. Ahora, su madre, viuda, ha vuelto a vivir en Lugo, y ella se ha comprado "un pisito cerca de Vigo" (prefiere mantener el secreto sobre el lugar exacto), el "refugio" que habita varios meses al año y en el que piensa retirarse porque Barcelona no le gusta. Al tiempo que practica desde hace dos décadas (y mejorando su caché) el sexo de pago, asegura que lo está "investigando desde el ámbito académico" con la ventaja de que lo hace desde dentro. Ha presentado ya ponencias sobre la materia en varias universidades catalanas, y el próximo día 17 expondrá sus conocimientos "de la forma más aséptica posible" ante estudiantes de sociología y antropología de la UNED en Lugo.
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Sabe que en esta ocasión le toca hablar en una ciudad que amanece a diario con noticias frescas de la Operación Carioca, cada vez menos sobresaltada por los escándalos, de tantos que son y se esperan. Ella también tiene "indicios" de policías corruptos que extorsionan a las chicas; "es algo que ha habido siempre", sobre todo cuando las mujeres son extranjeras, más vulnerables a la "explotación". En Lugo, Neira tocará, sobre todo, "el funcionamiento y las modalidades" de pisos que hay, la "tipología" de los clientes, "en su gran mayoría hombres casados" que buscan "discreción" y sexo en "horario diurno", porque de noche están ante el televisor "con la mujer y los hijos". "Los pisos son los grandes desconocidos, se ha investigado mucho más acerca de los clubes y la calle", asegura esta prostituta del llamado "alto standing", aunque ahora triunfa más el término escort (acompañante de lujo). En 20 años de trabajo ha visto cómo "la oferta se ha quintuplicado, sobre todo por la inmigración, aunque también ahora, coyunturalmente, por la crisis".
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"España ha vivido por encima de sus posibilidades", y ahora muchas mujeres "se ven abocadas a la prostitución porque no pueden seguir pagando la hipoteca, porque están ahogadas por las deudas", o simplemente porque no quieren perder poder adquisitivo "en esta sociedad de consumo". También las hay que caen por una circunstancia familiar, "como una enfermedad". La crisis "se ha notado mucho. En este gremio jamás se habían visto ofertas del dos por uno, como se hacen ahora", comenta. "Muchas del alto standing han rebajado sus tarifas y también su calidad", necesitan hacer más horas y no se "implican" como antes.
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En realidad, según Marien, el número de meretrices españolas se ha ido manteniendo en el tiempo, aunque en proporción son ahora muchas menos que las extranjeras (de un 80% han pasado a representar en torno a un 25%, pero solo es una estimación, como es una estimación la cantidad de prostitutas que se buscan la vida en España, unas 300.000).
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Neira no pone anuncios en el periódico. Alimenta constantemente un blog que tiene en Internet, recibe muchas consultas de compañeras en el correo electrónico y atiende a unos clientes fijos que le dan "para vivir y para un plan de pensiones". A estas alturas ya no quiere más. En España "se cuentan con los dedos de una mano" las prostitutas y prostitutos, que también hay alguno, especialistas en discapacidades. "La mayoría de las prostitutas ni se plantean el dirigirse a este colectivo, que tiene unas grandes necesidades afectivas". "En países como Suiza o Dinamarca, la terapia sexual está cubierta por el Estado", pero "aquí nadie se propone tal cosa".
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Ella empezó "de forma natural, acogiendo a los clientes que las otras chicas no querían por asco, por escrúpulos". "Desde pequeña me crié con enfermos, y en ellos nunca vi nada más que personas. La repulsión me la causan los hombres agresivos, los borrachos, los drogados, los que te vienen sucios, pero no un cliente, por ejemplo, que tiene el cuerpo carbonizado por un accidente o uno que está amputado por un cáncer de pene. Pensar que es necesario tener una erección y eyacular para alcanzar un orgasmo es desconocer la sexualidad humana. Tengo clientes que disfrutan más ahora que cuando no les faltaba nada", asegura.
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FUENTE: ELPAIS.COM
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