Nicolás Alessio, sacerdote de Córdoba (Argentina), ha sido finalmente suspendido por la iglesia católica por mostrar públicamente su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo. La sentencia, emitida por el Tribunal Interdiocesano de la ciudad, le impide ejercer el sacerdocio y vivir en la casa parroquial.
Ya en junio del año pasado, cuando el entonces proyecto de ley llegó al Senado argentino, Alessio redactó el documento ”Aportes al debate sobre las modificaciones a la ley de matrimonio civil”. A él se adhirieron 16 sacerdotes de Córdoba, miembros todos ellos del grupo Enrique Angelelli, organización próxima a la Teología de la Liberación y comprometida con causas sociales. El documento expresaba que “ante la posibilidad de una ley que permita a personas del mismo sexo ser matrimonio y vivir profundamente el amor y la sexualidad, entendemos que aprobarla, acompañarla y profundizarla nos pone en el camino del Evangelio de Jesús”.
El 12 de julio, tres días antes de que el Senado aprobara la ley, el arzobispo de Córdoba, Carlos José Ñáñez, abrió juicio canónico al sacerdote y lo suspendió en sus funciones como párroco. “Luego de haber agotado todos los medios de solicitud pastoral para que el presbítero José Nicolás Alessio se enmendase y retractase públicamente de las declaraciones realizadas por él mismo a favor del presunto ‘matrimonio’ entre personas del mismo sexo, [...] ha decidido iniciar el proceso eclesiástico correspondiente en el Tribunal Interdiocesano de Córdoba“, expresó el arzobispado.
En agosto del año pasado, Alessio anunció que abandonaba el sacerdocio activo. “No quiero pertenecer más a una Iglesia monárquica, cerrada y autoritaria“, declaró. Añadió que el arzobispo Ñáñez “cometió un error al haberme iniciado juicio canónico, prohibirme y armar este lío“.
El juicio canónico por el que el Alessio ha sido definitivamente suspendido como sacerdote no tiene antecedentes en la provincia argentina de Córdoba ni por su velocidad, ni por la gravedad de su veredicto. El Tribunal Interdiocesano le impide ejercer el sacerdocio y le obliga a dejar la casa parroquial en la que vivió durante 27 años. Alessio ha declarado que la iglesia católica “ni siquiera le ha puesto una sola amonestación a sacerdotes pederastas [...] con condenas judiciales por abusar de menores. Tampoco hubo sanción para (Christian) von Wernich, condenado por delitos de lesa humanidad. Da la impresión entonces que esta iglesia tolera a torturadores y violadores en sus filas; pero no a quien piense diferente y se anime a decirlo en público.“
Ya en junio del año pasado, cuando el entonces proyecto de ley llegó al Senado argentino, Alessio redactó el documento ”Aportes al debate sobre las modificaciones a la ley de matrimonio civil”. A él se adhirieron 16 sacerdotes de Córdoba, miembros todos ellos del grupo Enrique Angelelli, organización próxima a la Teología de la Liberación y comprometida con causas sociales. El documento expresaba que “ante la posibilidad de una ley que permita a personas del mismo sexo ser matrimonio y vivir profundamente el amor y la sexualidad, entendemos que aprobarla, acompañarla y profundizarla nos pone en el camino del Evangelio de Jesús”.
El 12 de julio, tres días antes de que el Senado aprobara la ley, el arzobispo de Córdoba, Carlos José Ñáñez, abrió juicio canónico al sacerdote y lo suspendió en sus funciones como párroco. “Luego de haber agotado todos los medios de solicitud pastoral para que el presbítero José Nicolás Alessio se enmendase y retractase públicamente de las declaraciones realizadas por él mismo a favor del presunto ‘matrimonio’ entre personas del mismo sexo, [...] ha decidido iniciar el proceso eclesiástico correspondiente en el Tribunal Interdiocesano de Córdoba“, expresó el arzobispado.
En agosto del año pasado, Alessio anunció que abandonaba el sacerdocio activo. “No quiero pertenecer más a una Iglesia monárquica, cerrada y autoritaria“, declaró. Añadió que el arzobispo Ñáñez “cometió un error al haberme iniciado juicio canónico, prohibirme y armar este lío“.
El juicio canónico por el que el Alessio ha sido definitivamente suspendido como sacerdote no tiene antecedentes en la provincia argentina de Córdoba ni por su velocidad, ni por la gravedad de su veredicto. El Tribunal Interdiocesano le impide ejercer el sacerdocio y le obliga a dejar la casa parroquial en la que vivió durante 27 años. Alessio ha declarado que la iglesia católica “ni siquiera le ha puesto una sola amonestación a sacerdotes pederastas [...] con condenas judiciales por abusar de menores. Tampoco hubo sanción para (Christian) von Wernich, condenado por delitos de lesa humanidad. Da la impresión entonces que esta iglesia tolera a torturadores y violadores en sus filas; pero no a quien piense diferente y se anime a decirlo en público.“
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