Eusebio Rubio-Aurioles ex presidente de la Asociación Mundial para la Salud Sexual (la cual presidió de 2005 a 2009) ha asegurado que criarse con parejas gays no determina la sexualidad de un niño.
Rubio-Aurioles hizo estas declaraciones en una entrevista a Publico en el marco de las Jornadas Estatales Avance en Salud Mental 2010, que realizó el Instituto Jalisciense de Salud Mental (Salme).
“Todo el temor de que la crianza pueda estar problematizada, está fundamentada por la creencia de que la imitación, la identificación o el ambiente en que viven las personas homosexuales puedan determinar o facilitar el surgimiento de una orientación homosexual en el niño”, indicó el especialista.
“A la hora que se plantea la posibilidad de que ocurra la adopción, y lo haga con beneplácito de la ley, por supuesto que esto moviliza temores en las personas. El temor de ‘uy qué barbaridad se van a volver todos gay y lesbianas’. Este temor es entendible porque hay esa idea muy prevaleciente en la cultura”, señaló.
En su intervención, Rubio-Aurioles, doctor en sexualidad humana, expuso los resultados de estudios mundiales sobre el tema, que en su momento también entregó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
“Esta muy claro que hay un componente biológico en la orientación sexual que se traduce en la realidad de que no es algo ni elegido, ni producto de la educación, ni del trauma, como durante muchos [años] creímos que era”, sostuvo. El estímulo homosexual es algo que viene en la estructura neurológica, se puede aprender a funcionar, y a aguantarse pero no se quita”, insistió.
Para los científicos esta certeza es insuficiente, por lo cual dieron seguimiento a hijos criados por familias homoparentales que, en resumen, demuestran que la orientación sexual tampoco se aprende por estos mecanismos de imitación, ni de identificación, dijo el entrevistado.
“La frecuencia con la cual las personas que son criadas en una pareja homoparental desarrollan orientación homosexual no es mayor a la que tienen familias donde hay un hermano homosexual”, y fueron criados por una pareja heterosexual.
“Desde luego la posibilidad de que al niño o a la niña le vaya mal existe, pero está más determinada por la calidad de la parentalidad, del cuidado, de la consistencia, más determinado por la buena relación entre las personas”, dijo, tras citar que en términos generales, a los niños que les va más mal en el ámbito de la salud emocional son aquellos criados sólo por una sola persona.
“Los que tienen dos les va mejor en función de lo bien que se relacione la pareja y la habilidad para resolver conflictos entre los pares. Eso sí determina que los niños crezcan por el buen camino y sean ciudadanos productivos”, indicó
Rubio-Aurioles, que es director de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, admitió que las burlas y estigma social sí conlleva riesgos a la salud mental del niño “porque la sociedad lo maltrata, pero lo que tenemos que hacer no es violentar el derecho a tener hijos naturales o por adopción, sino informar, difundir y quitar los miedos”.
Opinó que el reconocimiento legal del matrimonio homosexual y adopción por parte de parejas del mismo sexo no es un ataque a la familia, por el contrario “lo que hace es fortalecer la institución familiar con una forma diversa”, y en el momento que se entienda que los determinantes de la orientación sexual son otros, la intensidad del temor bajará.
Rubio-Aurioles hizo estas declaraciones en una entrevista a Publico en el marco de las Jornadas Estatales Avance en Salud Mental 2010, que realizó el Instituto Jalisciense de Salud Mental (Salme).
“Todo el temor de que la crianza pueda estar problematizada, está fundamentada por la creencia de que la imitación, la identificación o el ambiente en que viven las personas homosexuales puedan determinar o facilitar el surgimiento de una orientación homosexual en el niño”, indicó el especialista.
“A la hora que se plantea la posibilidad de que ocurra la adopción, y lo haga con beneplácito de la ley, por supuesto que esto moviliza temores en las personas. El temor de ‘uy qué barbaridad se van a volver todos gay y lesbianas’. Este temor es entendible porque hay esa idea muy prevaleciente en la cultura”, señaló.
En su intervención, Rubio-Aurioles, doctor en sexualidad humana, expuso los resultados de estudios mundiales sobre el tema, que en su momento también entregó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
“Esta muy claro que hay un componente biológico en la orientación sexual que se traduce en la realidad de que no es algo ni elegido, ni producto de la educación, ni del trauma, como durante muchos [años] creímos que era”, sostuvo. El estímulo homosexual es algo que viene en la estructura neurológica, se puede aprender a funcionar, y a aguantarse pero no se quita”, insistió.
Para los científicos esta certeza es insuficiente, por lo cual dieron seguimiento a hijos criados por familias homoparentales que, en resumen, demuestran que la orientación sexual tampoco se aprende por estos mecanismos de imitación, ni de identificación, dijo el entrevistado.
“La frecuencia con la cual las personas que son criadas en una pareja homoparental desarrollan orientación homosexual no es mayor a la que tienen familias donde hay un hermano homosexual”, y fueron criados por una pareja heterosexual.
“Desde luego la posibilidad de que al niño o a la niña le vaya mal existe, pero está más determinada por la calidad de la parentalidad, del cuidado, de la consistencia, más determinado por la buena relación entre las personas”, dijo, tras citar que en términos generales, a los niños que les va más mal en el ámbito de la salud emocional son aquellos criados sólo por una sola persona.
“Los que tienen dos les va mejor en función de lo bien que se relacione la pareja y la habilidad para resolver conflictos entre los pares. Eso sí determina que los niños crezcan por el buen camino y sean ciudadanos productivos”, indicó
Rubio-Aurioles, que es director de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, admitió que las burlas y estigma social sí conlleva riesgos a la salud mental del niño “porque la sociedad lo maltrata, pero lo que tenemos que hacer no es violentar el derecho a tener hijos naturales o por adopción, sino informar, difundir y quitar los miedos”.
Opinó que el reconocimiento legal del matrimonio homosexual y adopción por parte de parejas del mismo sexo no es un ataque a la familia, por el contrario “lo que hace es fortalecer la institución familiar con una forma diversa”, y en el momento que se entienda que los determinantes de la orientación sexual son otros, la intensidad del temor bajará.
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