O al menos según un estudio encargado por dos colectivos LGTB, Australian Marriage Equality y Parents and Friends of Lesbians and Gays (PFLAG). La intención de estos activistas es conseguir que el partido en el gobierno otorgue a sus diputados libertad de voto en una próxima votación sobre el tema, idea que un 78% de los ciudadanos apoyaría.
El Partido Verde australiano introdujo una propuesta de ley para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo nada más comenzar la legislatura. Como ya referimos recientemente, la Primera Ministra australiana, Julia Gillard, quiere imponer a todos los diputados y senadores laboristas el voto contrario a la igualdad matrimonial, postura que obviamente no comparten los Verdes ni, al parecer, buena parte de la ciudadanía.
Así, activistas LGTB y parlamentarios de la oposición han mostrado su desacuerdo. ”Esto no debería ser una cuestión política, sino de igualdad… de asegurar que la gente tenga el mismo derecho a celebrar y expresar su amor” según una senadora del Partido Verde. O, en palabras de un diputado independiente, “no hay democracia cuando los parlamentarios no pueden representar los intereseses de sus votantes directos [...]. Es práticamente inexplicable cómo la primera ministra puede mantenerse, una y otra vez, al margen de los deseos del pueblo”.
El Partido Verde australiano introdujo una propuesta de ley para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo nada más comenzar la legislatura. Como ya referimos recientemente, la Primera Ministra australiana, Julia Gillard, quiere imponer a todos los diputados y senadores laboristas el voto contrario a la igualdad matrimonial, postura que obviamente no comparten los Verdes ni, al parecer, buena parte de la ciudadanía.
Así, activistas LGTB y parlamentarios de la oposición han mostrado su desacuerdo. ”Esto no debería ser una cuestión política, sino de igualdad… de asegurar que la gente tenga el mismo derecho a celebrar y expresar su amor” según una senadora del Partido Verde. O, en palabras de un diputado independiente, “no hay democracia cuando los parlamentarios no pueden representar los intereseses de sus votantes directos [...]. Es práticamente inexplicable cómo la primera ministra puede mantenerse, una y otra vez, al margen de los deseos del pueblo”.
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