La homofobia institucionalizada ugandesa está provocando un desastre en la salud pública del país al ignorar a los gays en sus campañas de prevención del SIDA. Muchos homosexuales varones desconocen que mantener relaciones con otros hombres puede ser un factor de riesgo. Ahora, una nueva ley les deja, incluso, sin médicos.
‘Auf’ Mukwaya es un joven gay ugandés que contrajo el VIH tras mantener relaciones sexuales con otro varón. Creía, dijo, que el sexo con otro hombre no suponía ningún riesgo. “Pensaba que el SIDA era cosa de heterosexuales, así que no se me ocurrió protegerme. No podía creérmelo cuando la prueba dió positivo.”
La estrategia nacional para la prevención del VIH no tiene en cuenta ni a los gays ni a las lesbianas en los mensajes de prevención. Así lo explica Joel, de 22 años, un joven gay que vive en los suburbios de Kampala: “Muchos chicos piensan que dormir con un hombre es seguro porque todos los carteles que hay en la ciudad hacen referencia a parejas heterosexuales. No he visto ninguno que se refiera a homosexuales… así que muchos de nosotros pensamos que es más seguro dormir con cualquiera antes que con una chica".
Mukwaya es sólo uno de los más de quinientos gays seropositivos ugandeses. Es consciente de que la propuesta de Ley Contra la Homosexualidad en el Parlamento ugandés ha empeorado aún más las cosas, al atemorizar a los médicos que atienden a la comunidad gay: “Si ya antes era difícil, la nueva propuesta de ley lo empeora todo. Sólo hay un doctor que nos atienda. Los demás tienen demasiado miedo. Pero un solo médico no es suficiente para los gays que vivimos con el VIH/SIDA”.
Pena de muerte
Si bien la homosexualidad ya era ilegal en Uganda, como lo es en muchos otros países africanos, y punible con hasta 14 años de cárcel, la nueva propuesta endurece aún más las penas y ha sumido a la comunidad gay en las catacumbas.
En efecto, el borrador propone la pena de muerte para los casos de “homosexualidad con agravantes”, es decir, si se mantienen relaciones siendo portador del VIH/SIDA o cuando la persona mantiene relaciones con un menor o un discapacitado del mismo sexo.
Bajo la ley, “la promoción de la homosexualidad” – publicación de información, concesión de fondos, cesión espacios para actividades… para la población homosexual – se castiga con penas de hasta siete años de cárcel o una multa de casi 4.000 euros.
Y la ley iría aún más allá al fomentar la delación de homosexuales, al plantear penas de cárcel para cualquier persona que sepa que un hombre es gay o una mujer es lesbiana y los encubra. Esto criminalizaría a los médicos, las enfermeras y otros sanitarios que ofrecen servicios contra el VIH/SIDA a los miembros de la comunidad lesbiana, gay, bisexual y transexual.
Frank Mugisha, director de Minorías Sexuales de Uganda (SMUG, por sus siglas en inglés), dice que nueve meses después de la presentación del borrador de ley, algunos gays y lesbianas ya tienen miedo de acudir a clínicas u hospitales. Mugisha está preocupado porque muchos “no saben que tienen derecho a la salud y piensan que la propuesta ya es ley y que si van a que les traten serán castigados.” Y añade que “incluso hay personal de salud quiene se distancia de los gays y de las lesbianas por miedo a que si se aprueba la ley se verían forzados a denunciarles”.
Pepe Julian Onziema, coordinadora del programa VIH/SIDA para Minorías Sexuales de Uganda dice que proveerles servicios de ayuda ya es casi imposible. Esta mujer, con serios problemas con las autoridades, dice que “estamos derivando a nuestros usuarios a médicos que están de acuerdo en ayudarnos, pero algunos se muestran reacios por temor a perder su trabajo”.
La organización de Onziema, SMUG, ya no ha podido continuar trabajando abiertamente con la comunidad homosexual desde que se presentó la propuesta de ley. “Nos obligan a escondernos – dice esta mujer – y esto es peligroso para la prevención del VIH y del SIDA”.
Sendikwanawa (nombre ficticio por razones de seguridad) es un varón gay seropositivo que se lamenta de que “algunos proveedores de servicios de salud, que ya eran poco o nada amigos de los homosexuales, han aumentado su grado de homofobia. Me pregunto cómo pretende el gobierno alcanzar el acceso universal a la salud si algunos de nosotros estamos excluidos.”
La Comisión para el SIDA de Uganda clasifica a los hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres como los de “mayor riesgo” en la transmisión del VIH; sin embargo, no hay programas sobre el VIH dirigidos a ellos.
4.000 varones gays
En Uganda, según datos de ONUSIDA de 2008, habría 3.949 varones gays, de los cuales 559 tendrían en VIH o el SIDA. O lo que es lo mismo, 14 de cada 100 homosexuales varones están afectados. A nivel global de Uganda, que cuenta con 1,1 millón de afectados por la pandemia, la cifra representa el 0,61 por ciento del total de infecciones. ONUSIDA ya ha recomendado que se incluya a los hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres en las respuestas oficiales contra el VIH/SIDA. Algo a lo que el gobierno de Uganda ha hecho oidos sordos.
Aunque James Kigozi, portavoz de la Comisión Ugandesa para el SIDA, se defiende: “No hay una intervención para los gays, pero no les discriminamos cuando vienen a los centros de salud. Los terapeutas no les preguntan sobre su orientación, así que no se les niega ningún servicio. La práctica de la homosexualidad y del lesbianismo son actos criminales según la ley ugandesa, como lo es el trabajo sexual. Por eso nuestras manos están atadas por la ley por más que quisiéramos dirigirnos a ellos”.
El doctor Paul Semugoma, uno de los pocos médicos ugandeses que trabajan con gays seropositivos, dice que “la ley ha disparado la crisis homófoba en Uganda”, y añade que “les está causando un doble estigma: uno por ser gays, otros por ser seropositivos”.
Semugoma cree que la Ley Contra la Homosexualidad es "un desastre para la salud pública en Uganda”. La ley hará que muchos varones homosexuales se casen con mujeres, y tengan hijos para que se vea que tienen una vida convencional. Pero, estos seguirán teniendo relaciones con otros hombres en secreto.
‘Auf’ Mukwaya es un joven gay ugandés que contrajo el VIH tras mantener relaciones sexuales con otro varón. Creía, dijo, que el sexo con otro hombre no suponía ningún riesgo. “Pensaba que el SIDA era cosa de heterosexuales, así que no se me ocurrió protegerme. No podía creérmelo cuando la prueba dió positivo.”
La estrategia nacional para la prevención del VIH no tiene en cuenta ni a los gays ni a las lesbianas en los mensajes de prevención. Así lo explica Joel, de 22 años, un joven gay que vive en los suburbios de Kampala: “Muchos chicos piensan que dormir con un hombre es seguro porque todos los carteles que hay en la ciudad hacen referencia a parejas heterosexuales. No he visto ninguno que se refiera a homosexuales… así que muchos de nosotros pensamos que es más seguro dormir con cualquiera antes que con una chica".
Mukwaya es sólo uno de los más de quinientos gays seropositivos ugandeses. Es consciente de que la propuesta de Ley Contra la Homosexualidad en el Parlamento ugandés ha empeorado aún más las cosas, al atemorizar a los médicos que atienden a la comunidad gay: “Si ya antes era difícil, la nueva propuesta de ley lo empeora todo. Sólo hay un doctor que nos atienda. Los demás tienen demasiado miedo. Pero un solo médico no es suficiente para los gays que vivimos con el VIH/SIDA”.
Pena de muerte
Si bien la homosexualidad ya era ilegal en Uganda, como lo es en muchos otros países africanos, y punible con hasta 14 años de cárcel, la nueva propuesta endurece aún más las penas y ha sumido a la comunidad gay en las catacumbas.
En efecto, el borrador propone la pena de muerte para los casos de “homosexualidad con agravantes”, es decir, si se mantienen relaciones siendo portador del VIH/SIDA o cuando la persona mantiene relaciones con un menor o un discapacitado del mismo sexo.
Bajo la ley, “la promoción de la homosexualidad” – publicación de información, concesión de fondos, cesión espacios para actividades… para la población homosexual – se castiga con penas de hasta siete años de cárcel o una multa de casi 4.000 euros.
Y la ley iría aún más allá al fomentar la delación de homosexuales, al plantear penas de cárcel para cualquier persona que sepa que un hombre es gay o una mujer es lesbiana y los encubra. Esto criminalizaría a los médicos, las enfermeras y otros sanitarios que ofrecen servicios contra el VIH/SIDA a los miembros de la comunidad lesbiana, gay, bisexual y transexual.
Frank Mugisha, director de Minorías Sexuales de Uganda (SMUG, por sus siglas en inglés), dice que nueve meses después de la presentación del borrador de ley, algunos gays y lesbianas ya tienen miedo de acudir a clínicas u hospitales. Mugisha está preocupado porque muchos “no saben que tienen derecho a la salud y piensan que la propuesta ya es ley y que si van a que les traten serán castigados.” Y añade que “incluso hay personal de salud quiene se distancia de los gays y de las lesbianas por miedo a que si se aprueba la ley se verían forzados a denunciarles”.
Pepe Julian Onziema, coordinadora del programa VIH/SIDA para Minorías Sexuales de Uganda dice que proveerles servicios de ayuda ya es casi imposible. Esta mujer, con serios problemas con las autoridades, dice que “estamos derivando a nuestros usuarios a médicos que están de acuerdo en ayudarnos, pero algunos se muestran reacios por temor a perder su trabajo”.
La organización de Onziema, SMUG, ya no ha podido continuar trabajando abiertamente con la comunidad homosexual desde que se presentó la propuesta de ley. “Nos obligan a escondernos – dice esta mujer – y esto es peligroso para la prevención del VIH y del SIDA”.
Sendikwanawa (nombre ficticio por razones de seguridad) es un varón gay seropositivo que se lamenta de que “algunos proveedores de servicios de salud, que ya eran poco o nada amigos de los homosexuales, han aumentado su grado de homofobia. Me pregunto cómo pretende el gobierno alcanzar el acceso universal a la salud si algunos de nosotros estamos excluidos.”
La Comisión para el SIDA de Uganda clasifica a los hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres como los de “mayor riesgo” en la transmisión del VIH; sin embargo, no hay programas sobre el VIH dirigidos a ellos.
4.000 varones gays
En Uganda, según datos de ONUSIDA de 2008, habría 3.949 varones gays, de los cuales 559 tendrían en VIH o el SIDA. O lo que es lo mismo, 14 de cada 100 homosexuales varones están afectados. A nivel global de Uganda, que cuenta con 1,1 millón de afectados por la pandemia, la cifra representa el 0,61 por ciento del total de infecciones. ONUSIDA ya ha recomendado que se incluya a los hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres en las respuestas oficiales contra el VIH/SIDA. Algo a lo que el gobierno de Uganda ha hecho oidos sordos.
Aunque James Kigozi, portavoz de la Comisión Ugandesa para el SIDA, se defiende: “No hay una intervención para los gays, pero no les discriminamos cuando vienen a los centros de salud. Los terapeutas no les preguntan sobre su orientación, así que no se les niega ningún servicio. La práctica de la homosexualidad y del lesbianismo son actos criminales según la ley ugandesa, como lo es el trabajo sexual. Por eso nuestras manos están atadas por la ley por más que quisiéramos dirigirnos a ellos”.
El doctor Paul Semugoma, uno de los pocos médicos ugandeses que trabajan con gays seropositivos, dice que “la ley ha disparado la crisis homófoba en Uganda”, y añade que “les está causando un doble estigma: uno por ser gays, otros por ser seropositivos”.
Semugoma cree que la Ley Contra la Homosexualidad es "un desastre para la salud pública en Uganda”. La ley hará que muchos varones homosexuales se casen con mujeres, y tengan hijos para que se vea que tienen una vida convencional. Pero, estos seguirán teniendo relaciones con otros hombres en secreto.
FUENTE: DIAGONALPERIODICO.NET
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