18 septiembre 2010

Uno de los gays agredidos: 'Entre los 20 chavales que nos atacaron también había chicas'

Critica la falta de atención de la Policía en el momento de la agresión
Los colectivos homosexuales condenan el acto y se suman a la manifestación
"Había recibido insultos pero una agresión física nunca. Es la primera vez y espero que sea la última". El que así habla ha sufrido en su piel las consecuencias de la homofobia más rancia. Su nombre es Iago, fue agredido brutalmente la noche del sábado pasado junto a su pareja en los céntricos jardines de Méndez Núñez en A Coruña por el hecho de tener una minoritaria orientación sexual.

Unas 300 personas, según los convocantes, se han sumado este viernes a la concentración convocada por una veintena de organizaciones y asociaciones en protesta y repulsa contra la homofobia. Durante la movilización, se han reclamado medidas para que hechos de este tipo no se vuelvan a repetir.

La concentración ha contado con la presencia de representantes de colectivos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales de Galicia, así como miembros de partidos políticos y otras entidades.

Casi una semana después de los hechos se recupera de las heridas físicas y, sobre todo, psíquicas aunque la peor parte se la llevó su compañero sentimental, también Yago, con la nariz y dos brazos rotos. Denuncian también la deficiente asistencia de las autoridades y la falta de solidaridad.

Un encontronazo de lo más tenso anunciaba el violento desenlace. Iago y su compañero paseaban junto a una amiga por la calle Alférez Provisional cuando fueron increpados por tres adolescentes con frases como "maricas de mierda" o "esto con Franco no pasaba". "Mi chico me abrazó y tras cruzar algunos insultos y frases amenazantes los chavales se fueron", confiesa Iago.

Insultos previos
La noche los llevó a los jardines de Méndez Núñez, zona habitual de botellón cada fin de semana para celebrar el cumpleaños de uno de ellos junto a una amiga. A eso de las cuatro de la madrugada cuando se disponían a abandonar el lugar, dos vagabundos se acercaron para pedirles bebida. Al negarse, "uno de ellos se encaró conmigo empuñando una muleta, me golpeó y perdí una lentilla", recuerda Iago. Fue entonces cuando lo tiró al césped y, en ese momento, "los chavales que antes nos habían insultado aparecieron y se me echaron encima".

Cuando su novio y su amiga fueron a rescatarlo los agresores se ensañaron con ellos "a puñetazos y patadas". "Eran 15 ó 20 chavales, entre ellos algunas chicas, lo que me sorprendió mucho". "Yo les ví más mala leche que el hecho de que pudieran estar muy borrachos", señala.

Una vez que los agresores huyeron, las víctimas se dirigieron a una patrulla de agentes policiales, "llamados por algunas de las personas que estaban en los jardines en ese momento".

Cuestionada actuación policial
"No voy a entrar pegando tiros en medio del botellón". Ésta fue la respuesta que Iago recibió al dirigirse a uno de los policías y pedirle que acudiese a reconocer a los agresores. Los agentes se limitaron a recomendarles que fuesen al hospital para pedir un parte de lesiones, "ni siquiera llamaron a una ambulancia o nos trasladaron al hospital", reprocha el joven.

Del centro de salud al que tuvieron que acudir en taxi, se trasladaron al Hospital Universitario donde fueron atendidos. Las consecuencias fueron nariz y dos brazos rotos, un esguince en el cuerpo del más joven y numerosas magulladuras en la piel de Iago. Al día siguiente de la brutal paliza los jóvenes interpusieron una denuncia en comisaría.

Fuentes de la Policía aseguraron a ELMUNDO.es que la actuación policial se ajusta "a lo normal en estos casos" y que se trata de una denuncia "como las miles que puede haber en una noche de botellón". Además, destacan que los agredidos no pidieron a los agentes ser llevados al hospital y que no están "para ser un servicio de ambulancia".

No recuerdan que se hayan producido casos de homofobia en la ciudad y consideran éste "una anécdota". La Policía Nacional trabaja en la investigación para esclarecer "si hubo mala praxis" y si la agresión tiene carácter homófobo. En este caso "se agravarían las penas", dicen. Las víctimas esperan que los agresores "sean identificados". Ya tienen un abogado y confían en que la investigación policial obtenga buenos resultados.

Apoyo de las asociaciones y muestras de repulsa
Iago y su novio dicen haberse sentido muy arropados desde un primer momento por todas las asociaciones de gays y lesbianas de la ciudad que se han interesado por su caso "y han acudido a nosotros".

Fito Ferreira, presidente de la asociación 7 Cores, adscrita al Partido Socialista, cree que A Coruña es una ciudad "bastante tolerante" aunque sí aprecian casos de homofobia entre la gente más joven. Desde este colectivo confiesan "repulsa y dolor" ante este acto violento y alentan a denunciar cualquier tipo de agresión. Creen que en la "educación de la sociedad y en la lucha por la visibilidad" está la clave para evitar este tipo de acciones.

A la concentración en señal de protesta y contra la homofobia que se celebra este viernes en los Cantones se han sumado a la mayoría de colectivos gallegos independientemente de su signo político. Desde el Servicio Municipal de Orientación de Información y Mediación LGTB recuerdan que "no ha sido convocada por nadie en concreto y que se puede sumar quien quiera".

En este sentido, el presidente de Colega Galicia, Rafael Moral, ha manifestado su condena y solidaridad absoluta con las víctimas pero ha señalado que no asistirá a esta concentración porque "nadie nos ha invitado ni dicho dónde y cuándo se celebraba". Además, Moral considera que se está utilizando un "acto violento con fines partidistas" y recuerda que el Ayuntamiento no les ha facilitado el informe policial de los hechos a pesar de haberlo pedido. Un gobierno que, según Moral, "los veta sistemáticamente".

Advierte también de que había avisado de actos violentos desde hace tiempo y, sobre todo, que había pedido más medios para garantizar la seguridad ciudadana algo que, según Colega, el Concello de A Coruña ignoró por completo. Mientras uno de los protagonistas de esta triste historia de odio recuerda que la convocatoria para la manifestación está "abierta a todo el mundo" y que no es "una cuestión de invitaciones".

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